martes, 3 de diciembre de 2013

 Todo fue y es raro, ¿Quién va a negarlo? Lo tuve ante mis ojos un par de meses, pero solo miraba a alguien que no era común ante todos (se podría decir que captaba mi atención). Ahora logro entender cuando se habla de ver a una persona comparándolo con mirarla. Y de a poco mi atención hacia esa persona fue incrementándose, hasta que por fin pude verla.
 Esa persona, un tanto seria de a ratos lo cual producía una cierta intriga, estaba de pronto frente a mí. Cegando mi vida, mi mundo. Nada más lindo es tenerla entre mis brazos, abrazarla cuantas veces pueda.
¡Qué lindo es cuando una carcajada no sale a la fuerza, si no con fuerza por tener un instante de felicidad! ¡Qué lindo es la felicidad compartida!
Una gran locura es imaginar todos estos sentimientos que no les encuentro ningún sinónimo ni adjetivo descriptivo. No obstante, siento que esa locura, es una linda y buena locura.
Ésta persona, de quien vengo hablando párrafos anteriores, no solo es en quien pienso durante el dia, ni quien me preocupa e importa sino que me brinda tranquilidad. Soy una persona tranquila a su lado, sin vueltas ni pensamientos que estén de más.
Me resulta un acto infinito conocer a alguien, cómo es, sus costumbres, gustos, etc. Me atrevo a decir que es el único infinito que no me provoca miedo, temor, angustia.
Una sonrisa y una mirada bastan, para saber que estoy firme ante la tierra y no me fui por los cielos. Y si de cielos es por donde las ramas nos llevan, coincido con Oliverio Girondo “Si no saben volar, pierden el tiempo conmigo.” Mi pregunta es entonces, ¿Volamos?












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