Esa
persona, un tanto seria de a ratos lo cual producía una cierta intriga, estaba
de pronto frente a mí. Cegando mi vida, mi mundo. Nada más lindo es tenerla
entre mis brazos, abrazarla cuantas veces pueda.
¡Qué lindo
es cuando una carcajada no sale a la fuerza, si no con fuerza por tener un
instante de felicidad! ¡Qué lindo es la felicidad compartida!
Una gran
locura es imaginar todos estos sentimientos que no les encuentro ningún
sinónimo ni adjetivo descriptivo. No obstante, siento que esa locura, es una
linda y buena locura.
Ésta
persona, de quien vengo hablando párrafos anteriores, no solo es en quien
pienso durante el dia, ni quien me preocupa e importa sino que me brinda
tranquilidad. Soy una persona tranquila a su lado, sin vueltas ni pensamientos
que estén de más.
Me resulta
un acto infinito conocer a alguien, cómo es, sus costumbres, gustos, etc. Me
atrevo a decir que es el único infinito que no me provoca miedo, temor,
angustia.
Una
sonrisa y una mirada bastan, para saber que estoy firme ante la tierra y no me
fui por los cielos. Y si de cielos es por donde las ramas nos llevan, coincido
con Oliverio Girondo “Si no saben volar, pierden el tiempo conmigo.” Mi
pregunta es entonces, ¿Volamos?
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